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Escuelita de la costa, un oasis en la ciudad

Villa Domínico, partido de Avellaneda, conurbano bonaerense, zona sur.

Detrás de la estación Villa Domínico del tren Roca ramal La Plata, nace Juan B. Justo. Esta calle bordea el Arroyo Santo Domingo, y si se la sigue por unos 4 km se estará próximo a la costa del río. Ahí, justo unos 200 mts antes de llegar a la rivera y 150 mts hacia la izquierda, se encuentra una construcción de madera y hormigón elevada al menos 2 mts, como todas las construcciones de la zona. Es la escuela N° 47, Martín Miguel de Güemes, institución primaria que recibe cada año alrededor de 86 niñes, tanto de la zona de quintas como de barrios aledaños.

Los guardapolvos blancos corren y sus ojos curiosos siguen meticulosamente el movimiento de cada seño, las risas y secretos pasean felices por el patio, algún enojo que otro convierte bocas en trompas, pero basta un choque los cinco para reanudar el juego. Finalmente todes a formar, el recreo terminó y cada grupo se dirige al aula con su seño para continuar estudiando.

Esta escuela es una de las pocas de doble jornada de la zona, y la mayoría de sus alumnes, docentes y auxiliares llegan al lugar en dos micros escolares que tienen un recorrido fijo, y recogen y devuelven a sus pasajeros en paradas estratégicas acordadas por la institución. Otras formas de llegar son mediante transporte propio, motorizado o no, remis o caminando, ya que los transportes públicos pasan, como cercano, por la estación de tren nada más.

Es un día hermoso, el sol brilla suave y la bicicleta se presenta como una buena opción. El camino es un mejorado de canto rodado, y aunque está un poco poceado, es muy placentero oír cantar los pajaritos, cruzarse mariposas, libélulas, patos, gallinas y perros, mientras se hace ejercicio con el sol entibiando los hombros. El aire es fresco y verde, cada tanto una casucha de madera elevada, que en la tranquera un cartel anuncia: vino patero – vino dulce – vino de ciruela – huevos de campo – salamines caseros – miel pura – Quinta Los Mellizos - Paissan a 200 mts – ESCUELA.

Ya están todes en las aulas, el movimiento en la cocina comienza a agitarse, les auxiliares preparan el salón comedor para, en unas horas, compartir el almuerzo que tan rico huele, y la directora abre su oficina de par en par con una amplia sonrisa. Los espacios son pequeños pero la amabilidad es grande. Todo está prolijo y limpio, lleno de ventanas por donde se filtra el sol y se ven crecer algunos lirios.

Hace ya un año y tres meses que Laura administra la escuela, y aunque el traslado diario le resulte complejo y el trabajo administrativo mayor al esperado, enfrenta con optimismo las burocracias de un sistema que no contempla los obstáculos de la ruralidad, obstáculos que tienen que ver con las distancias, la carencia de espacios, la escases de insumos, de agentes, de recursos, y la lista sigue, pero el sistema educativo provincial, ciego ante las particularidades de cada institución, exige a la primaria 47 la misma documentación y en los mismos tiempos que al resto de las escuelas del municipio.

Ante este panorama, lejos de bajar los brazos, la directora cuenta con orgullo cada visita que reciben, diferentes proyectos pedagógicos que invitan a organizaciones vecinas a acercarse a la escuela para intercambiar experiencia y saberes, cómo desde el municipio se ofrecen programas paliativos y educativos, ya sea aportando útiles escolares, como también acercando profesionales de la salud que abordan temas como nutrición y ESI (Educación Sexual Integral). Apadrina la escuela el Club de futbol Arsenal de Sarandí, y desde su programa SolidarizARSE ayuda a la 47 a mantener surtida las estanterías de la biblioteca como así también envía algunos juguetes y juegos para les chiques en días especiales y festivos. Se suma el autódromo de Sarandí y algunos quinteros vecinos que acercan mercancía para el desayuno o la merienda, tampoco se quieren quedar afuera la cooperativa de trabajo UST (Unión Social de Trabajadores) que más de una vez ofrece su espacio para almuerzos campestres y recreativos, y así, poco a poco, la comunidad toda se siente parte de la escuelita de la costa.

Todes les chiques y les docentes aprovechan al máximo el enriquecimiento dado por esta escuela de puertas abiertas. Y si bien el trato con las familias no es mayormente cara a cara, la relación que tienen es muy estrecha y la comunicación es diaria. “Todos sabemos de todos, cada docente no sólo se ocupa de sus chicos y listo, sino que toda la escuela sabe que paso con tal o cual nene, esa es la forma en que trabajamos y las cosas salen cada día un poquito mejor” declara Laura con la frente bien alta y los ojos húmedos de orgullo colectivo.

Uno de los contratiempos que apela, más que a la creatividad a la buena voluntad docente, es que esta escuela además de ser rural es de doble jornada, pero por alguna razón que se desconoce no fue abarcada por la disposición del año 2014 donde las escuelas de doble jornada pasaban a ser de jornada completa y por tanto a obtener una especialidad que le permitiera tener talleres orientados ya sea en Arte, Huerta, Teatro, Medio Ambiente, Comedia Musical, etc. De hecho las materias especiales Inglés, Plástica y Educación Física tampoco tienen asignadas todos los módulos que deberían tener para cubrir los grados de un ciclo completo. Es por ello que les docentes flexibilizan sus prácticas, para lograr que ningún niñe se quede sin su materia.

Romina, la teacher, hace catorce años que asiste cada jueves a la escuela. “En septiembre cumplo los 15” bromea, mientras guarda el vuelto del remis que la acaba de traer. Ella es vecina del barrio además de profesora de la escuela, por eso conoce los detalles climáticos que azotan la zona. Asegura que las lluvias molestan como en cualquier otro lugar, pero el mayor problema son los vientos del sur.

Si bien la escuela es húmeda por su cercanía al río y por la cantidad de vegetación que la rodea, los inconvenientes aparecen con la sudestada, porque provoca el crecimiento del río y hay que estar muy atentes a posibles desbordes. Las evacuaciones por vientos del sur/sudeste, si bien dependen de las características climáticas del año, son más frecuentes de lo que se espera. Por eso la escuela está en permanente contacto, vía mail, con Defensa Civil.

Este es otro motivo por los cuales las familias se apoyan mucho en la comunidad docente y están en constante comunicación. Les niñes están cuidados permanentemente por toda la comunidad y al ser números relativamente reducidos de personas, se generan vínculos muy fuertes y hermosos.

El trabajo realizado en esta escuela es muy personal, con lazos difíciles de disolver, y con un marco natural que suma tranquilidad y otros tiempos físicos para desenvolverse. Con poco o casi nada de transito alrededor, la paciencia, la energía y la creatividad no pueden estar ausentes a la hora de trabajar en esta escuela, porque el olvido de algún material didáctico no puede ser suplantado por una compra de último momento al paso, así como tampoco puede evitarse rescatar pelotas de yuyales o zanjas, o tener que ahumar un panal para que las avispas no enloquezcan ante la curiosidad infantil. Las instalaciones de la escuela albergan de vez en cuando algún cachorro que se perdió por la tormenta y muchas veces esa mascota, con identidad 47, se suma al juego de los recreos en ese patio al aire libre que se haya rodeado de arboles y flores.

“Creo que es una experiencia que todos los maestros deberían vivir por lo menos una vez en su carrera” afirma con convicción Betty, maestra jubilada, agradecida de haber pasado sus últimos años de actividad en estas aulas. El trabajo en equipo es la clave, y les chiques también lo viven así. Las actividades realizadas en permanente interacción de grados hacen que elles se apropien de otro tipo de aprendizaje también. Los actos escolares, los suvenires, las salidas, están pensadas para la totalidad de la escuela y no por grado. Los desayunos, almuerzos y meriendas compartidos a diario, priman la familiaridad que se construye por estos pagos. Sobran las anécdotas, las risas y también los enojos. Y como en cualquier familia, por más que haya diferencias, a la hora de hacer frente a las adversidades y complicaciones del entorno, del sistema, de la vida, luchan todes juntes, codo a codo, tirando para el mismo lado. Con un escudo de amor enorme que les envuelve y protege de cualquier tormenta, y que les da un espacio y lugar de pertenencia donde cada cual es, y es en relación con el otro.

A 4 km de la estación de tren más cercana, unos 200 mts antes de llegar a la rivera y 150 mts hacia la izquierda, se encuentra la EEP 47 Martín Miguel de Güemes. Una escuela que brinda un hogar, un hogar que trabaja como escuela, donde se aprende a sumar y restar, a leer y escribir, a escuchar, a respetar, a quererse y por sobre todo a estar.

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