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Educación diseñada para transformar

Calles repletas de graffitis. Calles con distintas alturas. Dos calles unidas por un puente. Casi no hay autos. Se puede notar en ellas el paso humano. La identidad. La señal de que allí hay vida, pero no a la vista, sino que hay que buscarla.

Una puerta en el medio de la vereda es la que oculta una historia de hace años. Hay que entrar para descubrirla. Pero, en ella, ya se puede intuir un pasado significativo de la historia argentina, trabajado, hecho arte, fileteado en una bandera que se descubre a sí misma en una trinidad. Aquí es donde les obreres de Industrias Metalúrgicas y Plásticas Argentina (IMPA) quisieron transmitir la educación al pueblo: Primaria, Bachillerato y Universidad de y para les laburantes.

Entrada del IMPA de Rawson 106

Caminando por pasillos oscuros, con olor al vacío de la construcción, andamios, ventanales grandes que dan a un exterior poco nítido, se llega, de pronto, a un aula, ubicada a la izquierda, solitaria, iluminada. Hay más sillas desnudas que ocupadas, pero eso no importa. Les alumnes están ubicades alrededor de un escritorio grande, donde también se encuentran les profesores, todes con ganas de enseñar, de enseñarse. Estamos en Rawson 106, casi esquina Querandíes, en el barrio de Almagro.


En la clase de Geometría 1 está María, sentada con sus otras compañeras. María empezó la secundaria en Bolivia pero no la terminó. Después, en Villa Soldati, entró en el Bachillerato Popular Sol del Sur, en el barrio Los Piletones. Allí, sucedieron dos hechos sumamente importantes: por un lado, las tres compañeras terminaron de estudiar y cuentan, entre risas, que las seis egresadas están planeando su viaje a Mar del Plata. Por el otro, ellas se encontraron inmersas en un descubrimiento crucial: la pasión por la Matemática.


-¿Y qué ves en ese mundo?

-La Matemática me encanta. Los números y las letras, verlos todos en el pizarrón, lleno de cuentas y que esas cuentas puedan dar como resultado cero.

María nombra a una de sus profesoras del Bachi, María Laura, y relata cómo, con una forma muy particular de enseñar, la ayudó a vencer el miedo que tenía hacia la educación tradicional, expulsiva y limitante.

-Nos enseñaron a desglosar, a mostrar por qué se hacían las cosas así, con ejemplos tomados de lo cotidiano.


Ahora, María cuenta orgullosa que ayuda a su hija a estudiar, porque en el colegio no se toma el tiempo que necesita cada estudiante, se pasa de un tema a otro, no se explican las causas.


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El Bachillerato del IMPA se creó en el 2004 y, antiguamente, el de Los Piletones formaba parte de él como anexo. Este fue el primer proyecto educativo de la fábrica. Luego, se empezó a trabajar en el armado de los Profesorados, y la primera clase fue el 13 de marzo de 2013, por lo que aún no hay egresados.

El único Profesorado que cuenta con título oficial es el de Matemática, ya que lograron ser aprobados como escuela segura por contar con un espacio “apto” para enseñar, pero esto los lleva a la contradicción de tener que lidiar con dos espacios en simultáneo para no ser atrapados por los inspectores.


-Es el antiguo Centro de Salud, espacio que le cedimos nosotros en el ’98 al Durán, -cuenta una de las alumnas, laburante y militante de la fábrica - después, continúa, se fueron y el gobierno de la ciudad, en ese momento, quería meter a la metropolitana. Ahí es donde abrimos la puertita, porque no queríamos a la metropolitana. La fábrica era un negocio inmobiliario, acá querían meter al Village.

Si une no lleva en la piel la cotidianeidad de asistir a las clases, se encontrará perdido en el medio del puente, observando el fileteado de la fábrica, su arte, preguntándose cuál es la dirección que hay que tomar. ¿Por qué se da esta ambigüedad dentro del Profesorado, dividido en dos cuerpos, dos locaciones?


Las dudas se resuelven en una pregunta muy concreta que formulan estudiantes y profesores a la vez: “¿Cómo dentro de una fábrica puede haber un bachillerato o un centro cultural, es decir, algo que no sea fábrica?” Esto es lo que se plantea el Estado, al establecer una brecha clara entre dos puntas que deberían estar unidas para conformar la integridad del sujeto: la teoría y la práctica.


-El IMPA siempre estuvo clausurado por el Estado, ni siquiera lo habilitaban para que fuera una fábrica, que antes se usaba solo para la fundición del aluminio- me comentan las alumnas, con ganas de informar acerca de aquello que viven en carne propia.

El Centro de Jubilados, su segunda locación, en cambio, demostraría supuestas cualidades que lo convertirían en un lugar permitido según la ley: un espacio pequeño, con capacidad no mayor a siete personas, que permite la existencia de una sola carrera -casi-.


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Lo especial de este Profesorado es que las ciencias exactas escapan de su lugar de abstracción y encuentran una búsqueda dentro de la realidad cotidiana, construyen una ética. En este sentido, me parece imposible no acercarme a une docente o a une estudiante sin realizar una pregunta personal, que involucre la intimidad como posicionamiento crítico en la enseñanza.


- ¿Cómo te definís a vos misma en relación a lo que hacés en el día a día? Le pregunto a Elena Abugauch, Diseñadora Gráfica y coordinadora de Geometría I.

- Creo que soy una persona que intenta buscar que las cosas sean justas, con toda la subjetividad que eso tiene. En esa línea, con respecto a las cosas que no me conforman, intento modificar la realidad en la cual estoy o la que me tocó vivir.


Elena forma parte de la coordinación dentro del armado del contenido de la materia Geometría. A partir de esto, los números tienen una raigambre con el diseño, con una forma concreta de mostrarle al estudiante que puede transformar su contexto mediante una forma de trabajo que ya es aplicada dentro de corporaciones y de diversos estratos.


- Tiene que ver con una metodología del Diseño que es el Design Thinking. Es un método de aprehensión, de resolución de problemas, en donde uno primero analiza, después toma decisiones, después desarrolla ideas y, luego, prototipa para volver a iniciar el ciclo o ajustarlo.


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Pareciera que en este espacio la reflexión está en el aire. Es difícil, luego de pasar por otros espacios de enseñanza, escuelas, terciarios, universidades, no pararse un momento y pensar qué es lo que quiere impartir une como docente, hacia dónde va en su tarea de educar.

A pesar de esto, es necesario tomar una posición determinada, enfrentar las vicisitudes de la realidad y compartir el conocimiento con les otres.

Ahora, en Rawson 106, cerca de las 21 hs, está por finalizar la clase. Llego de improvisto, me siento y, a pesar de eso, me miran y me preguntan qué deseo saber. Dejo que elles comiencen el debate. Lo que sigo buscando es, ante todo, influida durante toda mi vida por la Literatura e inexperta en las Ciencias Exactas, una respuesta de por qué elegir la Matemática, y cómo influye esto en sus vidas.


Rodrigo Negri está terminando de estudiar la Licenciatura en dicha disciplina en la UBA y, además de ser profesor de Geometría en el IMPA, es docente en la Facultad de Farmacia y Bioquímica y en el CBC. Cuando habla, lo hace pensando, está mirando hacia algún paisaje desconocido, con las pupilas dispuestas hacia arriba. Pareciera que no hay respuestas pensadas, la exactitud se borra para dar lugar a la espontaneidad. Él cuenta que, ante la búsqueda constante dentro de los sectores de Matemática de hallar el por qué de la falla en la disciplina, él prefiere “hacer antes que pensar”, brindar a otres los instrumentos que él implementa en su vida. Habla lento, saborea las palabras.


- ¿Y qué es para vos la Matemática?

- ¿Qué es para mí la Matemática? En Matemática no es qué es, sino qué se estudia. En matemática uno trata de, mediante argumentos lógicos y razonamientos, demostrar propiedades que cumplen ciertas estructuras. No tiene tanto que ver con hacer cuentas, sino con la idea de probar propiedades que tienen ciertos objetos. Se trata de usar las herramientas que uno tiene para que los problemas resulten obvios.


Pareciera que los números trajeran una especie de salvación, una escapatoria. Otra alumna, amiga de María, antes de irse, se queda parada, me mira y confiesa: “Yo vengo para distraerme, para no pensar. Tengo una enfermedad en los riñones.” Le devuelvo la mirada y le pregunto:


-Pero, ¿te gusta lo que venís a estudiar?


Reflexiono que quizás esa pregunta no era necesaria. Detrás de ella están paradas sus amigas, sonriendo y esperando a irse. Le deseo que se mejore.




Algunos alumnes en la clase de Geometría 1 el día viernes

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En otro escenario, durante otro día, posterior a la jornada de clases, Alicia Saracco, sentada en una de las sillas de un aula con ventana al exterior, con un fondo de bibliotecas, libros medio caídos y sin una estructura fija, comienza a inundar el espacio con una atmósfera distinta. Este clima, esta calidez que empieza a brotar de las paredes, es la misma que está presente en todes aquelles que participan de este proyecto colectivo.


-¿Cuál es el concepto de educación que se pone en práctica en el Profesorado del IMPA? Y, más específicamente, ¿qué implica enseñar Matemática en este espacio?


Alicia Saracco conoció el IMPA por intermedio de sus hijas. Ellas, a su vez, llegaron por la murga del Bajo Flores, Herederos de la locura, en la que ingresaron durante la crisis del 2002. La mayor, actualmente politóloga, conoció a una profesora del Bachillerato y, desde ese momento, comenzó a militar en el espacio, junto a la menor, estudiante de Comunicación Social. Mientras relata esto, interrumpe y se ríe; agrega: “yo no tengo hijas a las que les importe demasiado el dinero, no sé si eso está bien o está mal. La realidad siempre influye en los hijos, aun no proponiéndoselo. De todas maneras, para mí la libertad de elección es sagrada.” Así es como Alicia, influida y por libertad propia, llegó después, bajo el pedido de sus hijas, porque faltaban profesores.

La educación popular mayormente es implementada por los sectores de las Ciencias Sociales y, aunque la necesidad de construir una realidad diferente esté en todas las ramas del conocimiento, “militar y trabajar gratis no era tan común dentro del grupo de Exactas y Naturales”, añade.

Bajo este panorama, esta docente ingresa a lo que, en un principio, le parecía una “utopía”. Siendo actualmente profesora de Comercio Internacional, no se considera una profesora de Matemática por obligación, sino que descubrió las Ciencias Exactas por pasión, y nunca pensó que podría llevar este amor a la enseñanza. El día de hoy es la principal coordinadora del profesorado de Matemática, el cual forma parte del núcleo de Ciencia y Tecnología, junto con los profesorados de Física y TIC (Tecnologías en la Información y Comunicación). El día de hoy, los tres se encuentran separados pero, en un futuro, el sueño es unirlos, ya que son conocimientos que se necesitan el uno al otro. Cuando une encuentra los puntos de unión entre los saberes, puede pensar la educación desde un lugar reflexivo. La tarea del docente es transmitirle esto al estudiante, “al futuro colega”.

El Profesorado de Matemática del IMPA, entonces, se apropia de la educación popular y no busca encerrar a las Ciencias Exactas en un lugar estanco, sino que orienta la enseñanza desde un lugar freiriano, de pensar la realidad críticamente y en movimiento.


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La dualidad del Profesorado de Matemática es lo que le permite seguir en pie, es lo que conforma su huella. Frente a la inestabilidad de la educación pública en el contexto actual, y a la despersonalización de la enseñanza privada, el Instituto Superior de Formación Docente (ISFD) del IMPA se encuentra en el medio, dado que es de administración privada pero, a su vez, autogestiva. Esto quiere decir que no se cobra cuota y que, además, les docentes no reciben salario, “porque creemos que tenemos que abrir las puertas para ese cambio”, ilustra Alicia.

El Núcleo del Profesorado del IMPA, por otro lado, se caracteriza por ser horizontal. En este espacio, añade Alicia, con orgullo, no existen los alumnos, sino que “hay estudiantes que, dentro de poco tiempo, van a ser docentes que en la clase también me enseñan cosas a mí. Nuestro objetivo se mide de a un estudiante, porque ese estudiante va a ser el que trabaje en el cambio.” Se recalca la necesidad de marcar una diferencia con respecto a las prácticas tradicionales de enseñanza. La implementación de la educación popular, entendida como una rama de la pedagogía que se basa sobre todo en las prácticas, experiencias y en el contexto del estudiante, se constituye desde el cooperativismo y el pensamiento crítico.

María, desde el lugar de estudiante, encontró su pasión, y también festeja la educación popular porque se “explica hasta que se entiende”. Es una educación más personalizada, que tiene en cuenta el tiempo y el bagaje que trae cada uno.


Entrada del IMPA de Querandíes 4290


Le docente que aquí enseña es abierto, crítico, se para desde el lugar de persona, abre el diálogo y permite el cuestionamiento.. Es una educación pensada para les trabajadores y para aquelles que fueron expulsades y que sienten la frustración de no haber podido ingresar a la estructura impuesta por la sociedad. Le estudiante que se forma aquí tiene que levantar su autoestima desde abajo para poder descubrir su potencia y, sólo desde ahí, va a desafiar al sistema expulsivo para que, a partir de conocer las fallas, pueda ser une docente que evite que el sistema deje a les estudiantes en un lugar periférico.


- Cuando uno se corre de ese lugar acartonado como docente, puede entender que como seres humanos hay un montón de cosas que no conocemos y que el saber que tenemos es infinito. Cuando entendemos esto, dar clases se vuelve algo mucho más hermoso. –expresa Alicia.


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Enseñar en el IMPA no es simplemente una tarea de instrucción. Quien decide venir acá debe tener una búsqueda personal, una preocupación por descubrir en une y en otres una impronta común que permita crear las herramientas necesarias para el cambio.

La fábrica es todo un cuerpo lleno de presencia. Les trabajadores decidieron que uno solo sería el que pintara sus paredes y dejara en ellas una huella: se trata de Freddy Filete, quien falleció en 2017 y tenía su taller allí mismo. Cuando les laburantes del Profesorado me cuentan un poco acerca de este hecho, explican que ellos se habían ofrecido a pintar los murales para continuar con el trabajo colectivo, pero quienes mantienen el espacio se negaron.

Esto demuestra que ya desde la estructura arquitectónica hay un deseo, que va circulando hacia las aulas, hacia les persones, hacia la educación misma como factor necesario de transformación.


En un aula poco iluminada, un día de lluvia, ya durante la noche, estoy con mi grabador, observando a Alicia y escuchando de lo que esto se trata:


- Poder pensar la educación desde un lugar reflexivo, desde un lugar que nos identifique desde la diversidad nuestra y, desde ahí, poder pensar nuestra identidad como país o como nación, como cultura, sin pensarnos hijos de nadie, sino hijos de nuestra tierra.

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